Retrato hablado de un demonio maquillado
César Indiano
En Honduras nadie sabe a ciencia cierta de donde salió ese demonio. En aquellos días cuando comenzó a hacer cabildeos entre las bancadas del congreso con ese estilo propio de los que hablan maldades al oído, sólo el profesor Rafael Pineda Ponce (viejo zorro de la política) lo amonestó con un grito de maestro irritado ¡cipote malcriado!
Este demonio había cursado en tiempo récord la profesión exprés de los políticos: la carrera de leyes. No se tienen antecedentes de que haya sido sobresaliente y de que alguna vez haya levantado la mano para opinar sobre algo. Más bien se dice que siempre tuvo un temperamento retraído, mediocre y empurrado, típico de los jóvenes taimados que arriban a la ciudad para labrar fortunas por el camino fácil de la ley, la astucia y el poder.
Sin complicarse la vida trabajando en aburridos bufetes de abogados carcomidos, pasó de las aulas universitarias al congreso y ahí refinó las artimañas de la realidad partidaria que solo en teoría había conocido en la facultad de leyes. Pronto entendió que el ascenso a la cima sería fácil, con su siniestro cerebro de urdidor maquiavélico vio que todas las piezas de su jugada personal estaban a la mano.
Su propio hermano ya era diputado así que sería cuestión de apartarlo o reemplazarlo, el Partido Nacional también estaba ahí, integrado por mafiosos experimentados y furiosas manchas bravas que vivían a la espera de un nuevo caudillo: uno más perverso que Pepe Lobo, uno más siniestro que Fito Irías, alguien menos imbécil que Mauricio Oliva.
A parte el país estaba manejado en aquellos años por una sarta de “majaderos zelayistas” que de un día para otro comenzaron a levantar banderas socialistas en un territorio bipartidista. Todo estaba puesto en bandeja para que el demonio llegara por la puerta trasera a comerse todas las reservas legales de un país anarquizado por la estupidez y la voracidad.
Nadie sabe cómo ni en qué momento el demonio se convirtió en Presidente del Congreso y cómo preparó desde ahí – con la frialdad de un verdugo – la caída final de los liberales, los ajustes a las leyes reelectorales, el descabezamiento de sus oponentes internos y la maquinaria de un partido históricamente malvado.
Cuando la gente reaccionó ya el demonio se había convertido en presidente del país y la dictadura se había instalado para siempre. El ladino pobre que llegó a La Capital con una mochila de dos mudadas, en un abrir y cerrar de ojos se había convertido en un millonario todo poderoso con guardia pretoriana y con todos los juguetes.
Sin ensuciarse las manos – simplemente moviendo finos hilos en la tiniebla – el demonio defenestró al díscolo Manuel Zelaya, le dio comida a Pepe Lobo para después matarlo de hambre y fue cortando sin piedad las cabezas de sus contrincantes internos.
Para el 2014 había limpiado la casa de estorbos y las cabezas de Ricardo Álvarez Arias, Roberto Martínez Lozano, Mario Canahuati, Fito Irías, Romeo Vásquez y Miguel Pastor ya estaban colgadas en su mansión, como trofeos de cacería para ser mostrados a sus correligionarios entre risotadas y brindis de cinta negra. Será cuestión de meses para que el demonio cuelgue en esa siniestra pared de presas cazadas la triste mollera del indefenso Tito Asfura.
Quienes han tratado al demonio de cerca dicen que tiene un olfato de coyote para husmear a sus oponentes y para reclutar a sus fieles matarifes. Es experto en la doma de periodistas, diestro en la compra de conciencias e infalible cuando amenaza con su índice a los adversarios que son más altos que él. Desde joven aprendió que a la gente se la puede doblegar con dinero bajo la mesa y con distracciones televisivas por eso echa paladas de millones en las hambrientas gargantas de la prensa vendida.
Tiene además una sádica habilidad para jugar con la muerte y con el miedo. Le agrada vestirse bien en las ceremonias fúnebres para proyectar su índole de mandamás impasible y es aficionado a las chamarras de cazador para dar a entender que perseguirá con inclemencia a todo aquel que no se le arrodille. Esto incluye a maricones militares de alto rango, a renombrados empresarios sometidos y a celebridades de la prensa tarifada. A los propietarios de Televicentro, La Tribuna, El Heraldo y Canal Diez los pone a comer como perros en el mismo perol y les pega fajazos en el rabo cuando gruñen.
Y cuando todo esto falla pues elimina a quien haya que eliminar y encarcela a quien haya que encarcelar. Es el único tirano del mundo moderno que ha diseñado sus propias cárceles para recluir allí a sus propias capturas y lo más estupendo es que diseña y construye calabozos con dinero de los gringos. Ah los gringos, cuando optan por ser pánfilos lo son hasta morir.
El demonio opera sin serios oponentes y sin peligros a la vista, en el 2017 cuando el tontorrón Salvador Nazrralla le pateó el culo en las elecciones generales, simplemente activó su Plan B que era envolverse como un puercoespín atemorizado en la capa de espinas de un fraude descarado por mientras pasaba la protesta de las calles. Desde luego, antes de esconderse en su coraza de púas ponzoñosas, giró ordenes al ejército y a la policía para que golpearan a diestra y siniestra a los amotinados que inútilmente reclamamos el claro veredicto de las urnas.
Aquel día, después del fraude permitido por todos los gallinas que comen maíz en las manos del demonio, mi país cayó bajo las zarpas de un régimen de pobres diablos. Un régimen pactado con la mentira y sellado con la maldad para que dure por lo menos veinte años. Honduras es un pequeño país que no trasciende al mundo ni por malas ni por buenas noticias, de esto se vale el demonio para manipular a la pobre gente que es ignorante y a los pobres gringos que se dan el lujo de ser idiotas hasta sudar lástima. Desde luego a la gente la perdono, pero a los gringos no.
¿Acaso los americanos movieron un dedo para salvar a los cubanos del infierno de Castro? ¿han dejado caer, aunque sea un pétalo de esperanza en la maléfica dictadura de Ortega en Nicaragua? ¿han hecho alguna maniobra eficaz para derribar el régimen demente de Nicolás Maduro? ¿movieron un dedo para salvar a los españoles cuando Franco descuartizó a España? ¿tendrán huevos alguna vez de invadir la China para liberar a 1,300 millones de esclavos? Que va.
Los hechos nos indican que cuando los gringos te libran de un monstruo lo hacen en un día y si no, te abandonan para siempre. Con cinco de los doscientos portaviones que los norteamericanos poseen yo iría a una guerra frontal contra los déspotas de este mundo, contra los tiranos cobardes que se aprovechan de la indefensión de la gente para establecer estados de miseria, amenaza, engaño y opresión.
Porque si los portaaviones no sirven para implantar justicia allí donde unos criminales matan a los inocentes, donde los opresores se burlan de las mujeres y donde los dictadores humillan a los ciudadanos ¿entonces para qué sirven los portaviones? ¿para alquilárselos a Hollywood?
Como seguramente los norteamericanos no moverán ni un meñique para bajar este zopilote que se ha encumbrado en las negras nubes de una maldad sin nombre, entonces solo puedo decir esto: encárgate, Dios mío, de este demonio, húndelo con tu ira santa en los fangos más oscuros de tu venganza eterna. Pon aserrín y gusanos en su boca cada vez que invoque tu nombre para sembrar mentiras y burlarse de los desamparados. Dale un respiro a este país que ya va a cumplir doscientos años de estar gobernado por locos, matones y ladrones.