Encontrándome en el patio de mi vivienda, me percaté que en los alrededores de la residencial, rondaba un joven desaliñado, con ropa desgastada, mirada despistada y caminado desorientado. Debido a los recientes acontecimientos en el área, lo primero que vino a mi mente fue "ladrón a la vista". Desde la cerca que nos dividía pregunte al joven -¿que buscas?- y logré escucharle decir -tengo un terreno aquí-, algo que no creí cierto debido a su apariencia y modo de andar.
Convencido que estaba frente a un delincuente, decidí salir de la propiedad para darle seguimiento al individuo quién no se detuvo y continuó su camino. Estando en la calle, dirigí la mirada en linea recta y la figura de aquel joven había desaparecido. Supuse que había cruzado la cerca ornamental que dividía la residencial del predio vecino; si el malviviente se aprovechaba de la alta maleza del lugar, seria difícil darle alcance.
Resignado en parte y aliviado a la vez, continué caminando, viendo los terrenos aun sin construcción que se ubicaban a mi lado izquierdo. Un par de metros adelante, estacionado a orilla de la calle, se encontraba un vehículo tipo camioneta y sus ocupantes atendían unas reparaciones en la vivienda que se erigía en el lote de terreno contiguo al auto. De pronto, sale la dueña de la vivienda a quien conocía bien y luego de intercambiar saludos, me comentó sobre los arreglos que realizaba.
Uno de los integrantes de la cuadrilla de trabajadores, era aquel muchacho despistado a quien había juzgado por su apariencia y no solo eso, el joven, junto a otro de los trabajadores (ambos parientes), en efecto eran propietarios de un lote de terreno.
Con pena, pedí disculpas al joven quien mostrando mucha humildad dijo -no hay problema- pero ¡SI! existía un problema. Había caído en el error de muchos otros al haber juzgado a la persona por su apariencia, algo de lo que yo, siendo garífuna, había sido victima en mas de un par de ocasiones. La experiencia dejó profunda reflexion en mi, sobre mi accionar y como a veces las "victimas" se convierten en "victimarios".
Cada mes de Abril se conmemora la llegada a Honduras de la Etnia garífuna. Viene a mi mente el encuentro que hace mas de 15 años sostuve con uno de los economistas prominentes del pais. En esa ocasión, el también empresario y político, decía que era inaudito que la comunidad Negra, siguiera siendo económicamente débil al contar con muchos miembros en el extranjero que han amasado cuantiosa cantidad de dinero y cuya calidad de vida lo refleja. Sumado a ello, el hecho de poseer tierras ya sea por heredad o reparación, otorgaba una significativa ventaja a nuestra población.
Quince años después, la comunidad garífuna en Honduras sigue arrastrando los mismos problemas de origen; la falta de aspiración colectiva hacia el crecimiento y sostenimiento económico. Para los que están dentro del pais es suficiente el "pan del día" y para los que están afuera "evitar la modernización". Ambas visiones constituyen la formula perfecta para el subdesarrollo y sus colaterales; contradictorio si se cuenta con: tierra, capital y recurso humano capacitado.
Nunca será tarde para reflexionar y entender que la mejor forma de proteger la tierra es invirtiendo en ella. Quienes promueven lo contrario, solo logran enredar el bien, en una "maraña" de problemas legales y sociales que a la larga genera atraso y pobreza.
La comunidad Negra Hondureña ha logrado producir innumerables profesionales en diversas áreas, con alto grado de formación académica, algo indispensable para el crecimiento sostenible de las generaciones; esto permitirá a las comunidades a no "mendigar" a los gobiernos de turno que solo buscan utilizarles como piezas de museo.
El paso importante siguiente será incentivar a nuestros hijos, ya profesionales y con experiencia en el mundo laboral, a que vuelvan su mirada a las tierras que dejamos "olvidadas" en aquella Honduras y ponerles a disposición, aunque en calidad de préstamo, parte del capital que hemos depositado en la banca privada. Si confiamos en terceros desconocidos, ¿por qué no confiar en los nuestros? y dar paso firme a la tan anhelada independencia personal, familiar y comunitaria.
Allan Bernardez
Abril 1-2024